lunes, 12 de diciembre de 2011

¡No Desmayes!



"Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes"
Salmos 27,13

¡Cuán grande es la tentación en estas circunstancias! ¡Cómo se deprime el alma, enferma el corazón y vacila la fé ante las grandes pruebas con que nos enfrentamos en esta vida en tiempos de pérdidas y sufrimientos especiales!

Entonces decimos, "Ya no puedo soportar esto por más tiempo; estoy desfalleciendo. ¿Qué haré? Dios me dice que no desmaye. ¿Pero qué es lo que puede hacer uno cuando esta desmayándose?"
¿Qué es lo que haces cuando estás a punto de desmayarte físicamente? Tú no puedes hacer nada. En tu desfallecimiento caes sobre el hombro de algún amigo fuerte y querido. Te apoyas firmemente sobre él, descansas y continúas apoyado y confiado.


Esto es lo que nos sucede cuando estamos tentados a caer bajo la aflicción. El mensaje de Dios para con nosotros no es “esforzáos y cobrad ánimos,” porque él sabe que hemos perdido nuestra fortaleza y valor; sino, aquellas palabras cariñosas, “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.”
Hudson Taylor, se encontraba tan debilitado en los últimos meses de su vida, que escribió a un amigo diciendo: “Estoy tan débil que no puedo escribir, ni leer la Biblia, ni aun siquiera puedo orar. Lo único que puedo hacer es continuar apoyado en los brazos de Dios, como un niño pequeño, y confiar.”
Este hombre tan extraordinario, con todo su poder espiritual llego a tal estado de sufrimiento físico y debilidad, que lo único que podía hacer, era reposar y confiar, y esto es lo que Dios pide a todos sus amados hijos, cuando sus debilidades aumentan con el cruel fuego de la tribulación. No trates de ser fuerte, sino estate quieto y conoce que él es Dios él te sostendrá y te ayudará.

“Dios guarda sus mejores remedios consoladores para los desmayos más profundos.”

“Esfuérzate y aliéntese tu corazón.”  (Salmo 27,14)

(Texto Manantiales en el Desierto)

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