lunes, 5 de diciembre de 2011

La confianza en Dios

“Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no de mantenimiento … con todo, yo me alegraré en el Señor, y me gozaré en el Dios de mi salvación… El Señor es mi fortaleza.”
Habacuc 3, 17-19


En el muro de un campo de concentración, en un país totalitario, se halló esta inscripción:

“Creo en el sol, aún cuando no brilla.
Creo en el amor, aún cuando no lo siento.
Creo en Dios, aún cuando permanece silencioso”.

¡Hermoso testimonio de la confianza! Aunque todo parecía perdido, ese creyente no se rebelaba. A menudo, cuando atravesamos momentos difíciles, estamos inclinados a quejarnos y a dudar de nuestro Dios. Asaf, el autor del Salmo 73, había tenido semejantes pensamientos: “He aquí estos  impíos, sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas. Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia”. El silencio aparente de Dios lo llevaba a desalentarse, pero Dios no lo dejo en este dilema, sino que lo llevo a elevarse por encima de las circunstancias: “cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mi, hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí  el fin de ellos”. Ante todo el experimento este versículo:

    “La roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre…en cuando a mi, el acercarme a Dios es el bien”.

Imitemos a estos hombres de fe y aprendamos, aún en las dificultades, a vivir en la comunión y la paz  de nuestro Salvador.


(Texto de La Buena Semilla)

0 comentarios:

Publicar un comentario

Site Search