- No, hermosura, pero, ¿Por qué me preguntas eso?
- Porque voy a hacer mi oración, fue la respuesta.
¿No es esta una lección para nosotros? ¿Es asi como empezamos y terminamos nuestros días?
Dichosos los abuelos que se benefician de las oraciones de sus nietos, y viceversa. ¡Que privilegiados son los nietos cuyos nombres son pronunciados de rodillas cada mañana y cada noche por sus padres o abuelos! Por ejemplo, para los jubilados, ¿Hay una actividad que tenga más valor? Muchos de ellos cuidan con esmero su jardín. ¿No merecen las jóvenes almas que tienen a su cargo ser cultivadas día tras día a fin de que lleven fruto para Dios?
A los 80 años de edad, el autor de estas lineas no ha olvidado la corta oración que su mamá le enseñó a pronunciar cada noche al pie de su cama, cuando aún era niño: "Señor Jesús, enséñame a comocerte y a amarte..."
(Editorial La Buena Semilla)